Richard Chase Smith, ESRI Héroe de la Información Geográfica GIS

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Preservando los territorios indígenas para asegurar un futuro colectivo

Ha dedicado la labor de su vida a los pueblos indígenas y sus derechos territoriales y también es un apasionado de la conservación  –aunque algunas veces ambos campos han entrado en conflicto–. Sin embargo, gracias al sistema de información geográfica GIS, ha logrado minimizar esos escollos y producir un trabajo extraordinariamente innovador sobre la propiedad comunitaria y la historia de las comunidades indígenas.

Richard Chase Smith es un ciudadano estadounidense que hizo del Perú su hogar hace más de cinco décadas. Como director ejecutivo del Instituto del Bien Común promueve la protección y preservación de aquello que es común para la existencia humana  –agua, aire, tierra, bosques, recursos pesqueros e, incluso, la cultura–. Cree firmemente que con frecuencia los pueblos idígenas son los administradores naturales de estos recursos vitales y tradiciones.

“Todo este asunto empezó con los pueblos indígenas”, dice, lo cual para Smith tiene validez a nivel mundial y también a nivel personal.

En 1966, recién graduado de Dartmouth College en Geografía, Ciencias Políticas y Economía, y con un gran interés en la reforma agraria en América Latina, Smith se integró al naciente Cuerpo de Paz en Perú.

“Fui a dar a la vertiente oriental de los Andes, a un pequeño poblado que originalmente fue un asentamiento de colonos alemanes, donde trabajé en la Oficina de Reforma Agraria de aquel pueblo”, recuerda. “Casi inmediatamente me vi envuelto en un gran conflicto entre una comunidad indígena y… la Iglesia Católica”.

El caso concernía a los Yánesha, un pueblo con raíces lingüísticas Arawak que vivía en un área selvática de los andes orientales. Una misión de la iglesia católica se había asentado en el área hacía más de un siglo. La iglesia católica había entablado un pleito contra esta pequeña comunidad de población originaria, el motivo era el control de la tierra.

Smith se adentró en esta región de la ceja de selva amazónica y visitó otros asentamientos yánesha, y pudo constatar que cada uno de ellos tenía problemas con la posesión de la tierra. Por su parte, el gobierno peruano, que calificaba a estas poblaciones de “chunchos salvajes”, no tenía el menor interés en su situación.

Smith registró datos sobre los Yánesha, como estadísticas demográficas  e información sobre conflictos territoriales, y trazó mapas de sus asentamientos mediante métodos manuales. De este modo, logró interesar a los oficiales de Reforma Agraria sobre la problemática de estas poblaciones originarias.

Luego de hablar con los ancianos yánesha y con la población joven, llegó a la conclusión de que los diversos grupos debían unirse en torno a su causa común. Con esto en mente visitó 24 poblados remotos y convenció a sus pobladores de asistir a una reunión para discutir sobre la situación que vivían y las maneras de hacer frente a la inseguridad de la tenencia de la tierra.

La reunión tuvo lugar el 1 de julio de 1969 y el éxito fue sorprendente, la gente caminó durante días para asistir. En esa ocasión, más de un centenar de participantes acordaron establecer una organización intercomunitaria y poner al presidente de la república en autos sobre los peligros que enfrentaban. El cumplimiento de  ambas metas marcó el inicio del trabajo por los derechos territoriales de los pueblos indígenas de la Amazonía peruana.

Buscando la manera de brindar más ayuda, Smith siguió un programa de doctorado en antropología en la universidad de Cornell bajo la tutoría de John Murra, uno de los pioneros de la antropología andina. Una vez completado el curso, Smith regresó al Perú para escribir su tesis sobre la población Yánesha, específicamente sobre su historia oral, relaciones sociales y el empleo de la música para la comprensión de su cosmovisión (de qué manera los yánesha perciben e interactúan con el tiempo y el espacio). Asimismo, continuó trabajando sobre temas relativos al territorio, promoviendo la aprobación de una ley que reconocía los derechos territoriales de los pueblos indígenas.

En el mismo periodo, Smith descubrió la importancia que reviste para los Yánesha la visión de su paisaje.  “Tienen este increíble sistema de narrativas épicas, cada una de las cuales consta de 10, 20, 30, 50, 100 capítulos  –todos dependen de la memoria y son transmitidos en forma oral–” explica Smith.

Pero no eran mitos –algo que para mucha gente no es cierto–  lo que se transmitía de generación en generación. “En realidad ellos estaban transmitiendo la historia –héroes del pasado que adquirieron una importancia increíble en sus vidas, con poderes increíbles” continúa.  “Comencé a comprender que estas narraciones épicas estaban todas relacionadas con el paisaje y que los nombres de aquellos lugares eran hitos donde tuvieron lugar ciertos acontecimientos de la historia oral”.

Smith comenzó a recolectar información sobre este conocimiento tan rico, pero era para él una fuente de frustración el no disponer de una forma adecuada de almacenar esta información y mostrarla en mapas.  Luego de terminar su tesis, Smith regresó a los Estados Unidos para un postdoctorado en la universidad de Harvard. Luego trabajó en Oxfam América en Boston, donde juntamente con otros oficiales de programa estableció el programa  para Sudamérica, enfocado en los pueblos indígenas.

En 1988 Smith se estableció en Lima, Perú, para dirigir dicho programa. Ese mismo año asisitió a una exposición de mapas montada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional  (USAID) y el gobierno del Perú, donde era presentado por primera vez el Sistema de Información Geográfica GIS.

“Para mí, fue una revelación”, expresa.  “Ese era mi sueño”.

GIS era exactamente lo que Smith había estado buscando: un repositorio para la toponimia Yánesha, los paisajes y la historia oral. Actualmente continúa trabajando en ese proyecto, el cual está comenzando a revolucionar la manera en que el mundo percibe a las culturas amazónicas entre las civilizaciones andinas de la antigüedad.

GIS también fue empleado en apoyo de su trabajo por los derechos territoriales.

Cinco años más tarde, Smith presentó una ponencia durante la Conferencia de usuarios de ESRI, sobre los posibles usos de GIS para los pueblos indígenas. Charles Convis, actual coordinador del Programa de Conservación de ESRI se interesó por la visionaria posición de Smith sobre la importancia de las comunidades indígenas para cualquier iniciativa de conservación.

“Son las poblaciones locales quienes mejor entienden lo que está ocurriendo y lo que se requiere que ocurra”, reflexionó Convis.

Contrariamente a lo que muchos piensan, las poblaciones indígenas no son enemigas de la conservación. Ellos poseen un entendimiento sobre la forma en que trabaja la naturaleza que nos escapa al resto.

Lo mismo se aplica al conocimiento de Smith sobre los pueblos indígenas y la importancia que asignan a la seguridad de su territorio.

“La profundidad del conocimiento de Smith no es común”, comentó Convis.

Smith recibió una copia de cortesía del programa ARC/INFO, la cual  entregó al grupo de investigación en Oxfam para que este la aprendiera a usar y la pusiera en uso inmediatamente.

Poco después, el grupo hizo un estudio piloto empleando GIS y GPS para mapear las tierras de los pueblos Huitoto y Bora de la cuenca del río Ampiyacu, en la Amazonía peruana. Esta iniciativa condujo a la creación del  Sistema de Información de Comunidades Nativas de la Amazonía Peruana (SICNA), un proyecto que para finales de 2016 habrá mapeado más de 2,000 comunidades nativas en la Amazonía peruana.

Para el año 2000, Smith y la organización IBC, de reciente creación, estaban produciendo mapas novedosos del Perú que mostraban los territorios indígenas reconocidos por el Estado.

“Podíamos comenzar a mostrar los conflictos existentes entre los territorios indígenas y las concesiones mineras y petroleras, e incluso los conflictos con áreas de conservación que habían sido establecidas encima de ellos”, añadió.  “Era una especie de momento revolucionario aquí en Perú, cuando la gente pudo empezar a visualizar ese tipo de relaciones conflictivas”.

Algunos años más tarde, Smith y algunos colegas que trabajaban sobre derechos territoriales en la región crearon la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, o RAISG, con el fin de crear mapas panamazónicos de los territorios de los pueblos indígenas y de las áreas naturales protegidas. Al presente, RAISG continúa fortaleciéndose. “No es fácil constituir consorcios de mapeo, en parte porque la gente tiende a ser muy protectora de su información” dijo Smith. “Hasta donde yo sé, RAISG es el único grupo regional de mapeo que ha perdurado”.

Las largas deliberaciones que demandó la puesta en operación de RAISG realmente valieron la pena, ya que RAISG constituye ahora un modelo para un proyecto aún más ambicioso.

En 2013, durante una reunión de un selecto grupo mundial de líderes en seguridad de la tenencia comunitaria de la tierra, Smith juntamente con Peter Veit de World Resources Institute lideraron un grupo de trabajo destinado a documentar el mapeo de las tierras comunales con el fin de construir una plataforma global que permita a la gente visualizar las tierras de propiedad indígena y comunitaria en todo el mundo.

En reuniones posteriores la idea cuajó, y luego de dos años de trabajo intenso con un grupo de aliados internacionales, se logró reunir información sobre los usos del territorio y las demandas territoriales de los pueblos indígenas y nómadas. El grupo lanzó la platafora LandMark en noviembre de 2015.

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El mapa interactivo de Landmark presenta a las tierras indígenas y comunitarias de todo el mundo.

El mapa interactivo muestra datos a dos niveles: primero, presenta en forma detalladas las tierras comunitarias e indígenas, y a un segundo nivel, muestra el porcentaje del territorio de cada país que se encuentra bajo algún tipo de control comunitario o indígena, así como un índex que detalla las leyes de cada país respecto de los derechos territoriales de los pueblos indígenas y/o comunidades.

“Se trata de una obra en proceso, y continuará siéndolo por algunos años más”, reconoce Smith.

Pero poco a poco Smith y sus colegas están logrando que entidades gubernamentales compartan sus datos sobre las tierras comunales e indígenas, lo cual ejerce presión sobre los gobiernos del mundo y las organizaciones internacionales para el respeto de los derechos de las poblaciones originarias sobre dichas tierras y recursos.

“Promovemos el reconocimiento de la propiedad comunal, no tanto para preservar el pasado, sino para asegurar el futuro”, expresó Smith. “El futuro de toda la humanidad”.

 

*Esta es una traducción de un artículo publicado originalmente en la revista ArcNews, de Esri.