El estudio revela que indígenas hacen mejor uso de recursos que otros propietarios privados o estatales; tiene implicaciones para desacelerar el cambio climático
Un estudio de deforestación en la Amazonía peruana presentado ayer por el Instituto del Bien Común en el Foro Global de Paisajes 2014, revela que los territorios indígenas presentan niveles netamente menores de deforestación respecto de áreas aledañas, de propiedad
privada o libre del Estado, a pesar de la cercanía a centros de comercio o fácil acceso a mercados por carretera o vía fluvial.
“Siempre hemos sabido que los pueblos indígenas hacen un manejo sostenible de los recursos del bosque y que por lo tanto son actores protagónicos del manejo del paisaje amazónico, pero ahora contamos con evidencia científica que demuestra que sus territorios actúan como
barreras a la deforestación”, afirmó Ana Rosa Sáenz, experta del Instituto del Bien Común (IBC), quien presentará el modelo de manejo del paisaje amazónico que viene promoviendo su organización en estrecha colaboración con pueblos indígenas, incluyendo los indígenas Cacataibo de la región estudiada.
El análisis de los mapas de deforestación cubre 634.698 hectáreas y comprende comunidades nativas de la etnia Cacataibo y un área de protección estricta de los indígenas Cacataibo en aislamiento dentro del Parque Nacional Cordillera Azul. También comprende dos propuestas de reservas territoriales para los indígenas Cacataibo en aislamiento, cuya aprobación está aún pendiente.
El estudio confirmó que para el 2010 el bosque en pie cubría el 91% del territorio de comunidades nativas, frente al 66% de superficie boscosa en áreas aledañas que han sido invadidas por colonos o están sujetas a la libre disposición del Estado peruano.
El Mosaico Cacataibo, como se denomina el área de estudio, se encuentra ubicado en una porción de las regiones Ucayali y Huánuco fuertemente expuesta a tráfico de tierras y presiones de colonización, incursiones de madereros y apropiación de tierras para cultivos ilegales y ganadería.
El 86% de la deforestación ocurrida en la zona de estudio entre 1995 y 2010 corresponde a áreas que no son ni territorios indígenas ni áreas naturales protegidas. En el periodo estudiado, estas “otras áreas” fueron responsables de la deforestación de 135.216,76 hectáreas, de un total de 157.318,77 hectáreas, es decir que el total deforestado en estas áreas fue 8 veces mayor (17.159,75 ha) que en territorios indígenas, en el mismo periodo. “El hallazgo es tanto más significativo si se considera que en la zona estudiada las comunidades nativas presentan bajos niveles de deforestación a pesar de tener el mismo grado de acceso a ciudades principales que las áreas adyacentes,” dijo Sandra Ríos, investigadora del Instituto del Bien Común y autora del estudio.
El estudio atribuye estos resultados a las prácticas de manejo tradicional del bosque amazónico empleadas por los pueblos indígenas, que se caracterizan por el uso de baja intensidad de los recursos naturales.
“Encontramos que la población indígena cuida el bosque incluso en áreas no tituladas como comunidades nativas, por considerar que son sus territorios tradicionales”, observa Ríos.
La comparación de tres periodos de tiempo (1995-2000, 2001-2005 y 2006-2010) revela que las comunidades indígenas resistieron a fuertes presiones de parte de traficantes de tierra y a la creciente demanda de madera y otras industrias extractivas. La deforestación en las tierras indígenas fue significativamente menor en los tres periodos. Ríos subrayó que en Perú la población de las comunidades indígenas acostumbra sustentar a su familia a través de la agricultura y otras actividades en extensiones de tierra relativamente pequeñas.
El aumento de la deforestación en territorios indígenas de la zona de estudio (1995-2010) obedece casi exclusivamente al crecimiento poblacional, es decir, a la necesidad de los pobladores indígenas de expandir sus chacras por razones de seguridad alimentaria y desarrollo económico.
Gran parte de la deforestación en la zona de estudio ocurre en los límites de los territorios indígenas y es atribuible a invasiones o incursiones ilegales, independientemente de que las comunidades nativas posean o no títulos de propiedad, explica Ríos. Con frecuencia los
límites no están claramente definidos o marcados.
“Las áreas protegidas suelen estar ubicadas en áreas remotas y poco accesibles,” explica Ríos, “en tanto que los territorios indígenas buscan ubicar sus núcleos poblados cerca de vías de acceso, como ríos o carreteras, para facilitar los viajes y comunicaciones”. Otro factor que los hace muy vulnerables es su reducido tamaño. “En Perú los territorios indígenas son considerablemente más pequeños que en otros países amazónicos y están rodeados de presiones ilegales de ganaderos, agricultores y otros actores.”
Ríos destacó que los indígenas Cacataibo tienen dificultades para defender su propiedad, y reciben muy poco apoyo de las autoridades locales. Por el norte, los agricultores invaden territorios indígenas para extender sus tierras, muchas veces en forma ilegal, pero también
disponen de permiso de los gobiernos locales, en tanto que por el sur las presiones provienen de los ganaderos.
“Nuestro trabajo muestra que perderemos una importante estrategia de protección de la Amazonía si no apoyanos a los pueblos indígenas en su búsqueda de un manejo sostenible para sus tierras”, concluye Ríos. “Si en Perú tomamos en serio el cambio climático, les
daremos a estos hallazgos la importancia que merecen.”
Para mayor información dirigirse a
Sandra Rios (51) 994 389096 [email protected]
Maria Rosa Montes (51) 992780172 [email protected]
Para descargar el estudio:
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CONVOCATORIA PARA CONSULTOR(A) LEGAL Proyecto “Science/Indigenous Knowledge Unite to Reduce Forest...