Foto: AIDESEP
Belem, 8 de noviembre. Para el año 2030 se podrían perder 2,4 mil hectáreas de bosques protegidos por la Reserva Indígena Kakataibo, establecida en 2021 para proteger a poblaciones en aislamiento, y también se perderían 28,2 mil hectáreas de bosque en territorios de las comunidades aledañas. Un importante vector de deforestación es la apertura de vías forestales clandestinas, que contribuirá a acelerar la expansión del tráfico de tierras y de drogas en el paisaje donde habita el pueblo indígena kakataibo, entre los departamentos de Ucayali y Huánuco. Estos datos resultan de un reciente estudio elaborado por el Instituto del Bien Común (IBC) en el marco de un consorcio liderado por la RAISG.
El estudio, que identificó patrones de pérdida de cobertura forestal y expansión agrícola para el período (2014–2030), despertó gran interés durante su presentación en el simposio sobre sensores remotos, auspiciado por la Sociedad Internacional de Fotogrametría y Teledetección (ISPRS), que culmina el día de hoy en la ciudad brasileña de Belén.
La novedosa metodología empleada permite hacer proyecciones al 2030 sobre la extensión de bosques amazónicos, la expansión urbana y el avance de la frontera agrícola y de la minería. Próximamente, el estudio será publicado en la revista especializada ISRS Archives bajo el título “Modelamiento de futuras proyecciones de cobertura y uso del suelo en el territorio kakataibo”. Son sus autores José Eduardo Victorio y Kathrin Hopfgartner, miembros del equipo técnico del IBC en tecnología SIG y sensores remotos.
Una acelerada dinámica de deforestación
En 2014 el paisaje kakataibo estaba cubierto casi enteramente por bosques, y desde entonces sido afectado por el acelerado crecimiento de la colonización y el avance de la frontera agrícola. La proyección al 2030 presenta un panorama de deforestación sumamente preocupante
Las intensas presiones y amenazas que vive la zona incluyen invasiones de territorios comunales, extracción ilegal de madera, la transformación de bosques en zonas de pastoreo, agricultura y cultivos ilícitos, así como un clima de violencia que ha conducido al asesinato de seis líderes indígenas kakataibo desde 2020.
Marcelo Odicio, presidente de la Fenacoka, federación indígena que representa al pueblo kakataibo, señala que las invasiones para actividades lícitas e ilícitas, además de generar la acelerada destrucción de bosques importantes para su sustento han generado un clima de inseguridad que afecta la vida de las comunidades. “Todo es muy difícil ahora, nos encontramos limitados, no podemos hacer nuestras reuniones, tampoco podemos usar los ríos con tranquilidad, porque eso ríos son los que se usan para transportar los insumos del narcotráfico”.
El papel de los pueblos indígenas
Según José Eduardo Victorio, coautor del estudio, destaca el importante papel que juegan los pueblos indígenas para contrarrestar las presiones de origen humano y mitigar la pérdida de bosque. “Si bien las comunidades han experimentado pérdida de bosque, esta se ha dado a una tasa significativamente inferior a la que presentan las áreas que no pertenecen a áreas protegidas o territorios indígenas”.
“Sin embargo, las presiones en torno a los límites de las comunidades están en constante aumento, por lo que las proyecciones al 2030 indican una tendencia progresiva de declive en la cobertura boscosa dentro de las comunidades nativas. Son particularmente vulnerables aquellas que todavía no logran acceder a su título de propiedad colectiva. El estudio señala la urgencia de culminar los procesos de titulación y brindar adecuada protección legal a estas comunidades para prevenir mayor degradación ambiental”, precisa el investigador.
Monitoreando el carbono forestal
Empleando la metodología desarrollada se prevé realizar proyecciones al 2030 para todo el Perú y el conjunto de la región amazónica. Asimismo, a partir de la proyección de bosques se está calculando el estado de almacenamiento de carbono forestal al 2030, considerando zonas con mayor y menor densidad de carbono, señala Kathrin Hopgartner, coautora del estudio.
Esta iniciativa de gran relevancia para la mitigación de cambio climático es parte del proyecto Ciencia y Saber Indígena por la Amazonía, que impulsa la RAISG en colaboración con COICA y Woodwell Climate Research Center en cinco países amazónicos, con financiamiento de la Iniciativa Internacional de Bosques y Clima de Noruega. El Instituto del Bien Común lidera la ejecución del proyecto en Perú.
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