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Comunidades nativas de la cuenca del Putumayo y del Apayacu están llevando a cabo experiencias exitosas de manejo pesquero que además de aportar a la gestión sostenible de la pesca, contribuyen a garantizar la seguridad alimentaria y obtener beneficios económicos, mejorando así la calidad de vida de las poblaciones. Con sistemas locales de manejo pesquero basados en sus valores y conocimientos ancestrales, las comunidades han logrado recuperar poblaciones de especies de valor comercial, como la arahuana y el paiche.
En Loreto, al igual que en muchos puntos de la Amazonía, la pesca es una actividad fundamental para el modo de vida de la población indígena, y principal fuente de ingresos económicos. El acceso a este importante recurso es, sin embargo, motivo de frecuentes conflictos con pescadores foráneos. Frente a esta situación, las comunidades nativas de las cuencas del Ampiyacu y el Apayacu se organizaron en comités de vigilancia para proteger sus recursos. Hoy en día, estos comités reciben el respaldo de la administración regional a través del Área de Conservación Regional Ampiyacu Apayacu. Adicionalmente, las comunidades desarrollan importantes experiencias de manejo sostenible de paiche y arahuana, especies de gran importancia comercial, que contribuyen al desarrollo y a la mejora de la calidad de vida de la población local
Estas experiencias se basan en modelos de organización comunal y han logrado avances significativos en cuanto a la defensa, protección y vigilancia de los recursos pesqueros, siguiendo las pautas y los protocolos acordados.
“Las comunidades se han organizado en Comités de Vigilancia Pesquera para velar por el cumplimiento de la normativa pesquera vigente, realizando patrullajes de control y vigilancia en lo referente a permisos de pesca, métodos ilícitos, tallas mínimas de captura, extracción de especies legalmente protegidas y temporada de veda, entre otros”, explica Marina Vargas, del IBC, quien es responsable de actividades pesqueras para la Cuenca del Ampiyacu.
Agrega que estos patrullajes pueden ser rutinarios, realizados de manera frecuente por los vigilantes de turno, o especiales, que se hacen junto a una autoridad competente cuando se amerite el caso.
La recuperación exitosa del paiche y su valor culinario a nivel nacional e internacional
La comunidad nativa yagua de Yanayacu, ubicada en la cuenca del río Apayacu, ha logrado frenar décadas de incursiones de pescadores furtivos. Los censos anuales revelaron que la población de paiche en cochas y quebradas se incrementó de 62 ejemplares en el 2012 a 395 ejemplares en el 2020.
Esto ha sido posible gracias a un Programa de Manejo Pesquero (PROMAPE), que desde el 2011 ayudó a poner en marcha el IBC, el cual involucra a la población local para hacer vigilancia comunal, alertar sobre invasiones de pescadores foráneos y monitorear la extracción de peces.
“Trabajamos desde el 2011 con la Asociación de Pescadores y Procesadores Artesanales (APPA) ‘Manatí’ de Yanayacu en la recuperación del recurso pesquero, brindando acompañamiento y apoyo técnico en las acciones de control y vigilancia”, explica Marina Vargas. Destaca que el paiche es una de las especies que más se ha recuperado en los últimos años.
Desde el 2017, la asociación aprovecha el paiche mediante cuotas de captura del 10% de los ejemplares adultos censados el año anterior. Dichas cuotas son otorgadas anualmente por la DIREPRO.
Puesto que el paiche es una especie muy apreciada, la asociación de pescadores no tiene dificultad para comercializar su cuota de captura. Antes de la pandemia, surtía a empresas gastronómicas de Loreto y Lima. Sin embargo, debido a las restricciones sanitarias propias del contexto actual, que han afectado al sector, la asociación se ha concentrado exitosamente en la demanda regional.
El manejo sostenible de la arahuana y su venta a mercados asiáticos
En la cuenca del Putumayo, las comunidades se encuentran manejando con éxito la arahuana, un pez ornamental cotizado a nivel internacional y muy popular en países como China, Indonesia o Filipinas.
Son seis las Asociaciones de Pescadores Artesanales que comercializan con la arahuana en esta zona. Gracias a sus labores de monitoreo, los pescadores determinan los porcentajes de dicha especie y cuánto deben pescar. “Cuando pescamos, capturamos las crías, pero devolvemos a las arahuanas adultas al río con el fin de que se reproduzcan al año siguiente”, explica Jaime Ahuanari, pescador artesanal de la comunidad nativa San Martín.
Antes de la pandemia, cada asociación vendía entre 17000 y 18000 alevinos de arahuana a una empresa peruana que exportaba a China y Taiwan. Sin embargo, en 2020, el comercio se detuvo, volviéndose a abrir en 2020 pero con mucha incertidumbre, por lo que los empresarios acuaristas no se atreven a invertir.
A pesar de las dificultades, las APPAS esperan que gracias al manejo sostenible y a la recuperación de las poblaciones de la arahuana, puedan retomar la comercialización a precios más justos, para continuar garantizando la seguridad alimentaria y mejorar la calidad de vida de las comunidades.
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