Un grupo internacional de científicos, liderado por brasileños, construyó un modelo de simulación de los últimos 800 mil años de evolución en América del Sur; la presencia de la cordillera generó las condiciones para que el continente albergara la mayor diversidad de especies del mundo.
Fábio de Castro, El Estado de Sao Paulo
19 de julio de 2018
América del Sur alberga la mayor biodiversidad del planeta, especialmente en la Amazonía. Desde hace muchos años, los científicos vienen especulando sobre los procesos que llevaron al surgimiento de un número tan grande de especies en la región. A partir de simulaciones de la evolución en los últimos 800 mil años, elaboradas con sofisticados modelos digitales, un grupo de científicos acaba de demostrar que la Cordillera de los Andes fue la fuerza propulsora de la inigualable exuberancia biológica del continente.
Según Thiago Rangel, investigador de la Universidad Federal de Goiás y primer autor del artículo publicado el jueves 19, en la revista Science, la biodiversidad de América del Sur fue determinada por un proceso evolutivo impulsado por factores geológicos, biológicos y climáticos.
Mientras se alternaban largos períodos de glaciaciones y de calentamiento global en la Tierra, las especies existentes se refugiaban del frío en el interior del bosque y subían a los Andes en los períodos calientes.
“Los Andes son la más larga cadena de montañas de la Tierra y la única que atraviesa los trópicos. Justo al lado, la Amazonía alberga la selva tropical más extensa y la mayor cuenca hidrográfica. Esta conformación geográfica única acabó produciendo también una biodiversidad única”, explicó Rangel.
De acuerdo con el científico, debido a que reúne una inmensa gama de condiciones climáticas, la cordillera funciona como un “seguro contra los cambios del clima” para los animales y plantas.
“A medida que se sube a la montaña, va haciendo más frío y hay climas para todos los gustos. Las especies que están cerca de los Andes pueden subir o bajar para acompañar los cambios climáticos de forma más eficiente, pero la cordillera no es continua, e individuos de una misma especie pueden subir a diferentes montañas, donde quedan aislados por largos períodos; cuando descienden, ya se produjo diversificación y surgieron nuevas especies”, explicó.
Bosque Atlántico. Según Rangel, no solo la Amazonía, sino también el Bosque Atlántico, ubicado mucho más lejos de los Andes, le debe su enorme biodiversidad a la presencia de la cordillera.
“Nuestro modelo muestra que los Andes y el Bosque Atlántico tienen una asociación biogeográfica muy antigua. En los períodos más cálidos, entre las glaciaciones, la Amazonía se expande y genera una conexión para que las especies andinas migren hacia el Bosque Atlántico a través del Pantanal, y vice-versa “, dijo.
“En los períodos glaciales, los trópicos no se enfrían tanto, pero pierden humedad y entonces la sabana tropical o Cerrado se expande sobre la Amazonía y el Pantanal, aislando los Andes del Bosque Atlántico, con lo que las especies que están en cada lugar van a tomar rumbos evolutivos independientes, generando más diversidad”.
Clima ancestral. La producción de un modelo de simulación de los cambios ocurridos en la biodiversidad a lo largo de 800 mil años a escala continental no es una tarea fácil. Rangel viene trabajando desde hace 15 años en este tipo de modelamiento, pero, más allá de las limitaciones de carácter computacional, los estudios se estrellaban contra un problema que parecía infranqueable: la falta de datos sobre el clima del pasado.
El problema empezó a resolverse cuando Rangel estableció una alianza con el grupo liderado por Robert Colwell, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos). “Hace cinco años, al fin, hallamos a la gente adecuada”, dijo Rangel.
Bajo el liderazgo de Rangel y Colwell, dos paleoclimatólogos -expertos en climas del pasado-, Neil Edwards y Philip Holden, de la Open University (Reino Unido), construyeron un modelo paleoclimático único en el mundo, que se aplicó al contexto de América del Sur.
“Ya se hablaba hace años, en la literatura científica, de la posible importancia de los Andes para la biodiversidad del Bosque Atlántico y de la Amazonía, pero solo había hipótesis sobre la base de la observación, en lugar de teorías más sólidas. Lo que hicimos fue diferente: tomamos toda la teoría disponible y construimos un modelo partiendo de cero, de abajo hacia arriba, lo que nos permitió manipular las condiciones para evaluar escenarios hipotéticos, como si estuviéramos en un laboratorio virtual “, explicó.
Borrando la cordillera. Con el modelo, los científicos pudieron estudiar los complejos patrones de distribución, diversificación y extinción de las especies a lo largo de 800 mil años, abarcando los ocho últimos períodos de glaciación.
“Los mapas de biodiversidad reproducidos por el modelo son increíblemente parecidos a los mapas reales que actualmente muestran la distribución de especies de aves, mamíferos y plantas; todo coincide con la realidad”, dijo el científico.
En una de las simulaciones inéditas, los científicos llegaron a remover los Andes del paisaje para verificar su importancia en la formación de la biodiversidad sudamericana. “Confirmamos que la cordillera es incluso fundamental; sin ella, la biodiversidad sería mucho más pobre”.
[Traducción propia]
Nota original: https://ciencia.estadao.com.br/noticias/geral,andes-deram-origem-a-biodiversidade-da-amazonia-diz-estudo,70002407878
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